dijous, 6 de gener del 2011

La insatisfacció personal

A continuació tenim una publicació al diari "El País" per Pere Estupinyà el 28 de Juliol del 2008. Aquesta entrada es basa en la infelicitat causada per la insatisfacció del maximitzador.
La infelicidad del maximizador

Es sábado por la tarde y sales de tu casa dispuesto a comprar un jersey azul que no cueste más de 50 euros.
Llegas a la primera tienda, revuelves un par de mostradores, y… vaya! Ahí está! Un jersey azul más o menos como el que te habías imaginado. Por 47 euros. Te lo pruebas y… bueno... no es la prenda que más te favorece del mundo, pero no está nada nada mal. Es lo que andabas buscando, y en sólo 5 minutos. ¿Qué haces? ¿te lo compras?

O por el contrario piensas: “Que me lo guarden un par de horas. Ojearé más tiendas a ver si encuentro otro con un azul más bonito, o un poco más barato, o que me siente mejor… y si no lo encuentro, volveré a por este.”
Si te lo quedas, tu personalidad encaja en la categoría de “satisfiers”; personas que cuando encuentran algo que ya cumple sus expectativas, dejan de contemplar otras opciones. En cambio, si tu talante es más inconformista y necesitas conocer el máximo de alternativas para conseguir siempre “la mejor” posible, entonces quizás eres un “maximizer”.
Evidentemente esta clasificación es difusa, y decenas de otros factores influirán ese sábado en tu decisión de zanjar rápido el asunto del jersey o no. Pero en general…
Cuando escucháis la radio en el coche ¿cambiáis frecuentemente de emisora aunque lo que suene no os desagrade? A pesar de estar satisfechos en vuestro trabajo ¿estáis pendientes de que aparezca una oportunidad mejor? ¿Os cuesta elegir regalos para un amigo? ¿Inviertes mucho tiempo en el súper comparando etiquetas y precios? ¿Sois muy exigentes con vuestras parejas? ¿Os gustan las listas de rankings estilo “los 10 mejores… del año”?
Estas son algunas preguntas del test que aparece en este viejo artículo del psicólogo Barry Schwartz (autor del libro “the paradox of choice ”). Con él puedes averiguar tu grado de satisfier, o si para tu desgracia formas parte del 10% de maximizadores extremos que él ha encontrado en US.
Barry Schwartz ha estado investigando cómo influye la cantidad de opciones disponibles frente a una elección, y ha concluido que: 1-pasarse de exigente genera infelicidad, y 2- tener muchas opciones puede ser peor que disponer de pocas.

Los maximizers son menos felices
La gallega Amalia fue la única persona que me confesó abiertamente ser una satisfier. En general solemos definirnos como maximizers, y no lo consideramos algo negativo en absoluto. No lo es. Si sabemos controlarlo…
Efectivamente el maximizador acabará encontrando un jersey más bonito, un trabajo mejor valorado, o escogerá el restaurante más bueno de la ciudad turística que visita. ¿Le hace esto más feliz? No siempre. Barry Schwartz ha comprobado que cuando más esfuerzos (tiempo, coste económico, sacrificios personales) inviertas en una decisión, más exigente te volverás con ella. Y lo peor de todo, más arrepentimiento sentirás en caso de que no cumpla tus expectativas.¿Qué pasa cuando le salen bolitas al jersey? Si has dedicado 5 minutos a comprarlo no será ningún trauma desterrarlo al fondo de un cajón. Pero si eres un maximizer e invertiste toda una tarde, la decepción por “haberte equivocado” te corroerá por dentro.
La insatisfacción permanente es otra trampa. Puede ser disfrazada de “estímulo para mejorar”, pero en el caso del maximizador extremo llega a ser traumática. Nunca se siente satisfecho. Terminará siendo la líder de la empresa, o el mejor vestido de la fiesta… pero le costará disfrutar de sus logros, y en seguida empezará a pensar patológicamente en los siguientes retos. En llegar más lejos todavía. El grupo de Schwartz ha encontrado una correlación directa entre el grado de maximizador y la propensión a la depresión.En los maximizadores, la sensación de decepción tras una pérdida es mucho más intensa que el bienestar generado por las ganancias.

Menos es más
Sí, es la frase de Mies Van der Rohe, pero en el contexto del artículo se refiere a que tener muchas opciones para elegir no siempre es positivo. La clave está en la sensación de pérdida sobre lo que has rechazado. Imagínate que en un concurso ganas un viaje a Mallorca. Perfecto, no? Pues te vas a Mallorca. Y si llueve, mala suerte.
Imagina ahora que te dan a escoger entre un viaje a Mallorca, un fin de semana en Praga, una visita a Londres, y tres o cuatro opciones más. Si en seguida lo ves claro no hay problema. Pero si empiezas a dudar y a analizar minuciosamente todos los factores, por insignificantes que sean… puedes terminar en Mallorca pensando en lo que te estás perdiendo al rechazar Praga. Si encima eres un poco mazimizer y llueve en tu viaje, te echarás las culpas por no haber contemplado los pronósticos para esa época del año.
Si después de una elección aparece el indeseable arrepentimiento, olvídate de disfrutar enteramente de la opción que hayas elegido.
Otra consecuencia negativa del incremento de opciones es el efecto bloqueo que producen. En un estudio (ya citado en un post anterior, perdón) encuestaban a personas por la calle y como compensación les daban a escoger entre 1.5 dólares o un bolígrafo valorado en 2 dólares. El 75% escogía el boli. Luego, a otro grupo de transeúntes les ofrecían 1.5$, el bolígrafo de 2 dólares, o dos bolígrafos de un dólar cada uno. La mitad se quedaba con el dinero. Tener dos opciones parecidas compitiendo entre sí creaba un cierto efecto bloqueo que inducía a preferir la otra alternativa, aunque quizás era peor.

Consejos
Soy de los que piensa que todos sabemos equivocarnos solos, y eso de las “consejos para una vida mejor" me da un poco de grima, pero aquí os dejo las lecciones que sugieren los autores del artículo:
Escoger cuando escoger: cuando una decisión no es crucial, deberíamos esforzarnos en limitar nuestras opciones. No visitar más de 4 tiendas, por ejemplo, si no tienes que lucir el jersey en ningún evento superespecial.
Aprender a aceptar el “ya va bien”: fijarnos un objetivo y cuando lo consigamos, dejar de pensar en “algo todavía mejor”
Despreocuparse por lo que te estás perdiendo: Todo tiene partes buenas y malas. Cuando eliges, a veces continúas pensando sólo en las buenas de lo rechazado, y en las malas de lo que te has quedado. Evita esta tortura.
Controla tus expectativas: Si empiezas un trabajo o una relación convencida de que todo va a ser perfecto y nunca habrá ningún tipo de problema, la llevas clara. Tienes todos los números de padecer desengaño.

Apunte personal
Cuando empecé mi Fellowship de periodismo científico me dijeron: “tienes acceso a todo el MIT y Harvard. Puedes asistir como oyente a todas las clases que quieras”. La selección fue un estrés. No había manera de reducir el listado a 4 o 5 asignaturas. Al final la incompatibilidad de horarios eligió, pero durante mis dos primeros meses de estancia en Cambridge no me sentía relajado. Era un lujo, pero me notaba extremadamente celoso de mi tiempos y exigente con las clases, seminarios, entrevistas… constantemente tenía en mente todo lo que me perdía mientras asistía a una charla menos buena de lo que me había imaginado. Un día recordé este artículo leído tiempo atrás. Lo volví a ojear, y consciente de mi ligera tendencia maximizadora, modifiqué mi actitud. Igualmente cambié algunas asignaturas que no me convencían, y autoengañado o no, disfruté las nuevas mucho más.
 El País

Cristina Ortega

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada